La historia fundacional
Allá por el año 1992, en el mes de septiembre, comenzaron a
juntarse un grupo de amigos en torno al fútbol. Aún, eran tiempos de potrero y de no pagar para patear una pelota.
El evento sucedía los días sábados por la tarde. El lugar; debajo de la
autopista, en la esquina de Suárez y Hornos, Barracas.
En un equipo, estaban los más “grandecitos”. Eran: Ale, Emiliano, Sapolo
y Walter. A ellos se sumaron Gonchi, Leo, alias "Gigantón", su hermano Damián, Isacc y Guille Ferioli, todos compañeros de Emi y Sapo de la escuela primaria República de
Bolivia, ubicada a cuadras de ese lugar, más Lucas Mulé, los hermanos Hernán y Mariano Marambio más el "Veter" Martín, compañero de Edu Sapo en dibujo. Todos
ellos eran amigos en común casi de la época del jardín, en los albores del fin de la guerra de Malvinas y el regreso de la democracia. A ellos se sumaban, Ale y Walter, amigos incipientes de Edu
Iglesias quien los conocía por cercanía hogareña.
A ese equipo lo habían denominado Termperley. Y al otro, el de los más "chiquitos", lo
apodaron “Vélez”, en alusión al conjunto que sería campeón meses más tarde en 1993
de la mano de Carlos Bianchi.
Vélez siempre vencía al Temperley de los más
grandecitos. Los más chicos –tampoco era tanta la diferencia de edad- tenían al
arquero Montero, a Eduardito Detus en al defensa, combinando con Marian Tumini,
Fede “Islas”, Damián Zanardi, Diego Bueto, Dieguito de la esquina de Espinoza,
Juanma, Pablo, el Maradona, entre otros, es decir, mano a mano, un equipo
surperior.
Eduardito, vivía en la casa contigua a la de Emi, y era el
nexo con los demás. A Ale lo conocían de la escuela secundaria Catalinas y con Emi no se llevaban bien hasta que se conocieron. A su vez, los más chicos entre 1989 y 1990 tenían un equipo, el "Espinoza",y pateaban en la calle homónima pegada al baldío de Jovellanos, lugar que años desúés
Temperley y Vélez era un clásico. Rara vez, jugaban algún
partido “desafío” y mejor si lograban conseguir la cancha que quedaba en la
otra cuadra del potrero, sobre Hornos, frente a la casa familiar de Ale y su hermano Atila
que regentaba sin derecho alguno, la comisaría 26 de la Policía Federal ubicada
a la vuelta.
El potrero no tenía un nombre. Algunos lo llamaban, "Campito
Fútbol Club" que era en realidad el potrero hacia adentro y más de bajo de la
autopista, es decir, el mismo lugar que un año atrás había presenciado una discusión
con empujones que no llegó a mayores entre dos bandas que tenían a parte de los
futuros integrantes de Temperley. Edu “Sapo”, Gigantón, Damián y Emi por un
lado, cuyo equipo era “Los Boluditos” –si jaja que risa a la distancia jaja.- y
la banda enorme del "Churrasco", que era Gustavo Rúffolo, ex compañero de Edu y Emi en la primaria y que tenía en sus filas, entre tantos chicos, a
Ale y Walter quienes supieron, décadas más tarde, que en realidad estaban armando una cancha de
tenis.
El tiempo transcurrió. La cita, infatigable, todos los sábados. Modus operandi: limpiar el potrero y a jugar. Se compró una pelota. El día D fue cuando
Temperley con gol penal de Emiliano venció a Vélez. Nunca sucedía. En realidad, el gran
derrotado fue el gran arquero Hernán Montero, quien se enojaba ante las
cargadas de los más grandes por la victoria esperada. Los partidos de Vélez y
Temperley, que ya estaba más reforzado con Lucas, Gonchi y Guille, ya había
cumplido un ciclo. Era el momento de virar hacia otros rumbos.
El 3 de octubre de 1993, día novedoso, además, porque fue la primera
vez que el peronismo, con el menemismo logró una victoria electoral en Capital
Federal, Luis “Luichi” Jiménez, vecino de la calle Jovellanos y formador de
equipos al calor de su experiencia “Los Naranjas”, dio el puntapié inicial de
fusionar al Vélez y a Temperley y formar un equipo en conjunto que salga a
desafiar a otros por el barrio. La reunión fue en la terraza de la casa
familiar de Eduardito.
Luichi dio la idea de hacer una rifa en una canasta familiar
para poder comprarse sus primeras camisetas. En la reunión estaban; Eduardito,
Sapo, Emi, Ale, Damián, Hernán, los hermanos Marambio, Marian (el apodo
cariñoso de Tumini vendría tres años más tarde), Isaac, Martín “Veter”, Lucas, Guille
y Walter.
A partir del día siguiente, se comenzaron a vender números
para las rifas. El numero que saliera sorteado en la Lotería Nacional del día
domingo 24 de octubre, seria el ganador de la Canasta. Pero gracias a que no
todos los números se vendieron, no hubo que comprar ningún producto para el
premio, ya que el numero sorteado (lamentablemente no se recuerda), no se había
vendido. La rifa costaba $1 (Un Peso), un dólar gracias a la perversa
Convertibilidad.
Finalmente, el día Martes 26 de octubre de ese año, se
dirigieron al comercio “Arturo Sports”, en la Avenida Patricios y Aristóbulo
del Valle, a comprar las camisetas. La elección fue rápida. Había unas blancas
y negras que nos gustaban mucho, pero no el apuro pudo más al ver la azul,
celeste, blanco, en rombos separados por líneas negras. Los números de color
rojo. El costo total del pack con 14 camisetas numeradas, fue de $ 214 (Pesos
Doscientos Catorce). Eran de marca “Olan”. En ese momento, juntaron algo mas de
plata, y se compraron una pelota nueva. La replica de la “Adidas Tango” (la
cual con el tiempo se perdió). Las camisetas estaban numeradas del 2 al 16, sin
el 12 y se repartió de la siguiente manera; 2)Mariano Marambio, 3) Eduardito, 4)Sapolo, 5) Guille, 6)Tumini,
7)Hernán M., 8) Ale, 9)Emiliano, 10)Lucas M., 11)Walter, 13) Damián Z., 14) Hernán
Montero –arquero titular-., 15) Isaac, y 16)Martín Mercado. Esta repartición se
realizo en la puerta del edificio ubicado en la calle Wenceslao Villafañe 1495,
entre Azara y casi la esquina de Jovellanos.
La foto, en el potrero cercano al “Campito Fútbol Club” fue
el día sábado 30 de octubre de 1993.
El día del debut en Desafío, fue el Viernes 05 de Noviembre.
Fue contra “Villafañe” en Good-Games, estadio ya desaparecido. La formación fue la siguiente; Hernán (7); Eduardito(7), Sapo(7); Pipo (6), Ale(6);
Em i(5), Lucas(5), y Walter (7). El equipo gano 4 a 2, siendo Emi quien convirtió
el primer gol de la historia para Jovellanos tras un pase de Walter, que justamente fue quien hizo el segundo gol y
de nuevo el cuarto. El tercero lo hizo Ale. Con el tiempo, muchos jugadores se
fueron del club, pero se incorporaron otros nuevos como Mato Vidal, Dieguito
Zubeldía y Tito Garrone, que conocían a Emi y a Sapo de la época ochentosa del
Ateneo del Sagrado Corazón. Otros llegarían como Fede Ferro, Atila Celaya,
Diego Yeta Pereira y otros emigrarían pero siempre con la misma fuerza de la
amistad, el respeto y consideración mutua, alentándose y perdonándose, jugando “desafíos”
todos los años, con Abonos, torneos y los Cocos te Convoca, alrededor de la
pelota y en el manto de una gran amistad que continua sin parar.
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