Emblemática y deseada Copa "Tía Chencha." |
Si alguien quisiera hacer una lista de las mayores sorpresas en la historia del fútbol, vendrían a la mente varios resultados asombrosos: la eliminación de Italia a manos de Corea del Norte en el Mundial ingles de 1966; la derrota de Argentina frente al por entonces debutante Camerún en el partido inaugural de Italia 1990, la consagración de Grecia como campeón de la Eurocopa 2004... las rápidas eliminaciones Francia 2010 y Argentina 2002...pero hay un hecho que dejó su marca en la vida de este maravilloso deporte: el
Maracanazo de 1950.
Brasil y Uruguay disputaron aquella final de la Copa del Mundo el 16 de junio de 1950 en el Maracaná. El dueño de casa estrenaba el estadio más grande del mundo. Brasil era una fija, la final era una fiesta .Incluso el mismo presidente de la F.I.F.A., Jules Rimet, que estaba convencido del triunfo local, en el bolsillo derecho de su saco llevaba un discurso en homenaje a los campeones brasileños, escrito en portugués. Ya todo un país celebraba aquella victoria inevitable. La Copa Rimet debía ser para Brasil... un gol en el último momento del uruguayo Ghiggia quien pateo al palo del gran arquero brasilero, Barboza, cambió los planes... desde ahí todo el plantel de Brasil sufrió el peor de los escarnios. Fue perseguido por la prensa; insultado por su propio pueblo; esos jugadores no pudieron jugaron más en Brasil.
El centrodelantero brasileño Ademir Menezes, diría: “Ninguno de nosotros pensó jamás que Uruguay pudiera ganarnos. Nos parecía que se conformaban con el segundo puesto”. Aquel buen jugador, goleador del torneo con nueve tantos, no sólo nunca tuvo un homenaje ni una sola mención, sino que inmediatamente finalizado el torneo, fue condenado a un ostracismo futbolístico, al igual que la mayoría de aquel conjunto carioca.
La peor parte se la llevó el arquero de Brasil, Moacyr Barbosa, quien tuvo una intervención poco feliz en el segundo gol uruguayo, la vida dio un giro de 360 grados, y se convirtió de un día para otro en un verdadero infierno.
Bastaba que ingresara a un bar cualquiera en Brasil, para que todos los clientes del mismo huyeran como si hubieran visto a un fantasma. Sobre ésta y otras reacciones que tuvo el pueblo brasileño, recordaba el guardameta: “Si no hubiera aprendido a contenerme cada vez que la gente me reprochaba lo del gol, habría terminado en la cárcel o en el cementerio hace mucho tiempo”.
También recordó en su momento el hecho más triste de su condena futbolística: “Fue una tarde de los años ochenta en un mercado. Me llamó la atención una señora que me señalaba mientras le decía en voz alta a su pequeño niño: “Mirá hijo, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil”.
Moacyr Barbosa, trabajó durante más de veinte años en el lugar que le dio el mayor disgusto futbolístico: se desempeño en la intendencia del Maracaná. Y de premio a su excelente labor y debido a que se avecinaba una gran remodelación en el estadio, su administrador le ofreció los dos palos y el travesaño del fatídico arco, regalo que no despreció. Convocó a sus amigos, y ante tanta expectativa creada, con un bidón de nafta y un encendedor decidió eliminar al testigo más cercano de aquella olvidable tarde. De esa forma, el arquero pensó que podría exorcisarse del mote de “mufa” que le endilgaron algunos, pero no fue así.
En 1993, fue echado de la concentración de la selección brasileña, por el entonces ayudante del técnico Mario “Lobo” Zagallo, adonde había ido para desearle suerte a los jugadores que luego se consagraría en el Mundial del 94. Barbosa solo quería saludar a Romario, a quien conocía de bebé. El arquero malogrado
a falleció el 7 de abril del 2000, aislado y pobre. Quien fuera (a pesar de la mala intervención en el segundo tanto charrúa) uno de los mejores arqueros de la historia de Brasil, murió en la pobreza y el olvido. A su entierro asistieron 50 personas, entre familiares y amigos. Ninguna figura se hizo presente, ningún dirigente del fútbol carioca estuvo despidiéndolo.
Al día siguiente uno de los diarios más importantes de Brasil sintetizó la vida del guardameta en el título. Allí se podía leer: “La Segunda Muerte de Barbosa”.
Aquí (link) esta un tema de Tabaré Cardozo, un homenaje de un cantante uruguayo...al pobre Barboza...
Así como Brasil no se puede permitir repetir la historia en el Mundial 2014 que viene, Jovellanos FC debe quedarse con la Tía Chencha...hace más de 5 años que, mediante la filial Gusvelito FC, Jove no disputa un torneo y más de 15 -son Sin Conflicto Fc, una final.
Es ganar con amigos. Es concentración. En el manto del fútbol. Ya cambió Jove la actitud el miércoles último si bien pereció frente a CT 13 a 8...una diferencia de 5 goles no es tanta en cancha chica... CT lo sabe y también tendrá que incrementar su gran performance...no vaya ser que también como Jove...sufra un "maracanazo"...mejor dicho un "barraquerazo"...la batalla, amistosa, pero batalla...está por culminar... la misión ganar...el premio obtener el galardón que homenajea a Inocencia "Chencha" Favio...también tía abuela de Martín Favio, el líder de Kapanga...la Copa Tía "Chencha".
pd: principal agradecimiento del mayor de los hermanos Vidales, nietos sobrinos de Chencha, por interpretar que parte del adelantamiento de la Final entre Jovellanos Fc vs CT fue consensuado por ambos equipos para que el futuro papá pueda estar presente ya que la llegada de su hijo, especie de bisnieto/sobrino de Chencha, está por llegar. Gracias totales.